La emisión de la deuda es una práctica recurrente en España, pese a los efectos de la pandemia por el COVID-19. Puede parecer una actividad confusa, pero es sencilla de entender. Las entidades (públicas o privadas) solicitan y emplean fondos de inversores para realizar algún tipo de inversión. Luego son devueltos esos fondos en un tiempo determinado con intereses (una suma adicional del préstamo).
Estas deudas son similares a cualquier préstamo bancario, aunque su diferencia es que la emisión de deudas se destina a realizar nuevas inversiones para estas entidades que prestan el dinero. Es decir, la inversión genera una rentabilidad para los inversores.
¿Cómo funciona la emisión de la deuda?
En la emisión de la deuda participan diversos actores con un mismo objetivo. El emisor es la entidad que emite la deuda (empresa, institución…) y capta los fondos de inversores. En consecuencia, el inversor es la persona que suscribe la emisión de la deuda; le presta los fondos al emisor, generándose una deuda emitida.
La deuda emitida es la cantidad de dinero total que el emisor recibe y pretende invertir en el mercado. Las cantidades de la deuda varían según el tipo de inversión y los fines. Lo importante es que el emisor pague la deuda en el plazo estimado por cuotas, por ejemplo, en un año.
Esta deuda no está exenta de las tasas de interés. El interés es la rentabilidad que obtienen el inversor cuando le devuelven los fondos prestados. Si es del 10% y se prestan 1.000 euros, entonces se pagan 1.100 euros, aunque puede ser del 5%, 15%, 20%, etc.
El interés de la emisión de deuda se asume cuando el emisor recibe los fondos. La razón es que evita que el inversor asuma los riesgos que implican prestar dinero, como la oportunidad de invertir en otros sectores o la posibilidad de impago del emisor.
La situación de la deuda en España
En 2020, a raíz de la pandemia, España tuvo un déficit entre el gasto público y los ingresos que se cubren con la deuda, situándose en 3,5%. Según la agencia Moody’s de calificación de deuda, 2021 presentó una mejora significativa del 6,9%. Estos resultados superan las expectativas de lo esperado con un fuerte repunte económico para 2022.
El mercado laboral y las inversiones están mejorando; hay buenas condiciones de financiación y una estable posición fiscal ante la guerra este año. Se espera que el déficit quede en el 6% del PIB mínimo. Aún no se hacen previsiones más positivas porque la economía crece lento, tanto el gasto público como los ingresos se ven afectados por los precios de la energía debido a la guerra en Ucrania.
El crecimiento es débil, pero es posible refinanciar las deudas a los emisores. Los riesgos son significativamente bajos, además de que los inversionistas con los títulos de deuda y firmas crediticias pueden evaluar los riesgos para que la empresa, banco o Gobierno cumplan con sus obligaciones.
Los inversionistas tienen la opción de elegir cómo, dónde y por qué emitir o refinanciar las deudas. Por su puesto, tienen que tomar en cuenta la capacidad del emisor para hacer los pagos correspondientes.
¿Cómo protegerse con la emisión de deuda?
Las firmas crediticias que suelen utilizarse son: HR Ratings, Fitch Ratings, Moody’s y Standard and Poors (S&P). Con estas, los inversionistas saben cuál es la situación de los emisores a través de los estados financieros. Así se determina si están en la posibilidad de responder a sus obligaciones.
Por lo general, los inversores son calificados en varios grados de inversión y rendimiento. Van de la “AAA” a la “D” en algunas firmas, y representan la estabilidad positiva o negativa del emisor en un mediano y largo plazo.
No hay que olvidar que el mercado de la deuda sirve como intermediario para ofrecer u obtener un financiamiento. Por tanto, se debe prestar especial atención a la situación financiera del emisor.