En la actualidad, no es sencillo gestionar nuestros ingresos mensuales, aquellos que obtenemos por ejemplo de nuestro trabajo, para ahorrar y disponer de un colchón económico creciente. Vivimos en una era de crisis y conflictos financieros que imposibilitan ese objetivo, al menos a corto o medio plazo.
En esas circunstancias, es lógico preguntarse qué otros mecanismos puede haber a nuestra disposición para, en un momento dado, conseguir una inyección económica extra, lo que puede ocurrir si necesitamos, por ejemplo, arreglar o comprar un coche nuevo, reformar nuestro hogar, etc. La respuesta a nuestras dudas son dos palabras: apalancamiento financiero.
¿Qué es el Black Friday?
Este término, muy asentado ya en el mundo de la economía, define justo lo que acabamos de mencionar: la posibilidad de utilizar herramientas, y otros mecanismos, que nos permitan obtener dinero extra que podamos destinar a una compra, una inversión, etc. De ahí el uso metafórico de la palabra «apalancamiento»: hacer palanca, es decir, usar ayuda externa para levantar algo que, de otro modo, resultaría muy pesado.
Si bien el mercado es complejo y cada sector y producto, muy diverso, podría decirse que la herramienta por excelencia, siempre utilizada con prudencia, es la deuda, es decir, la solicitud de crédito. Solicitar un préstamo nos permite disponer de inmediato una cantidad de dinero que puede ser moderada o alta. Eventualmente, como es lógico, hay que devolverlo pagando intereses, pero en el momento inmediato puede salvarnos la vida.
¿En qué situaciones podemos utilizar créditos y otras herramientas de apalancamiento?
Para saber a ciencia cierta por qué recurrir al apalancamiento, por ejemplo la deuda, es útil para nosotros, conviene saber un poco más cuáles son los productos financieros con más demanda. Es decir, los mecanismos utilizados para conseguir esa cantidad de dinero que necesitamos para invertir u obtener productos de elevado precio sin contratiempos.
En España, son cuatro:
· Tarjetas de crédito: Nos permiten controlar nuestros movimientos.
· Préstamos personales: Ya señalados, proporcionan fondos económicos extraordinarios.
· Cuentas de ahorro: En las cuales podemos depositar fondos «colchón».
· Seguros: Sean de vida o médicos, ayudan a blindar nuestro futuro.
Todos ellos, sin excepción, son útiles para conseguir esa palanca que nos puede ayudar a invertir en cualquier producto o servicio, o quizá negocio personal, que queramos obtener o sacar adelante.
Cómo establecer el cálculo del apalancamiento
Naturalmente, a la hora de manejar cantidades económicas, debemos aplicar matemáticas básicas. El objetivo es saber con precisión cuánto dinero queremos utilizar para, así, solicitar la cantidad exacta y no desaprovechar ni un solo euro.
La fórmula necesaria es la siguiente:
1 : Valor monetario requerido para la inversión / Valor de dinero propio invertido.
El resultado será una fracción, la cual nos comunica que, por cada euro (1) se invierte la cantidad resultante de la operación matemática en cuestión. Por ejemplo, 1:5, se invierten cinco euros por cada euro.
En el caso del crédito o deuda, la fórmula sería más simple: valor del préstamo total / valor del coste de la inversión.
Nuestro futuro económico, asegurado
En resumen, el apalancamiento financiero, como ya hemos visto, adquiere muchas facetas y formas en función del producto financiero que necesitemos en cada momento. Los préstamos personales son de los más demandados, pero también todos esos que ya señalamos antes.
Por lo tanto, si queremos realizar una inversión sustanciosa, sea lo que sea aquello que necesitamos conseguir, antes debemos estudiar a fondo cada una de las opciones disponibles.