Los hábitos tienen consecuencias muy marcadas en las vidas de las personas porque la repetición suma. Es imprescindible prestar atención a la cotidianidad para detectarlos e identificar cuáles son positivos y cuáles son negativos. Aquellas acciones que parezcan insignificantes pueden volverse relevantes cuando son repetitivas. Hay que señalar que al cerebro le es difícil diferenciar cuándo se beneficia o se perjudica de algo que le es confortante, por lo que es necesario hacer un esfuerzo consciente para discernir.
Esto se puede ver con claridad en los gastos. Cuando los desembolsos de dinero son pequeños y dan la impresión de ser insignificantes, se llaman gastos hormiga, debido a que, por sí mismo, uno solo es tan pequeño como una hormiga, pero cuando se juntan tienen un gran impacto. Aquí se incluye cada consumo que está fuera de los gastos fijos, con cantidades bastante pequeñas de dinero, innecesario y que son repetitivos, como, por ejemplo, la compra de un café diario en el trabajo.
¿Se puede describir el impacto de los gastos hormiga?
En España, el promedio que se gasta por persona en gastos hormiga está entre 100 y 200 euros mensuales, aproximadamente, lo que implicaría también un estimado de entre 10 y 15% del salario mensual. Visto así, las consecuencias de estos despilfarros son más que notorias, considerando que pasan desapercibidas si no se les presta la debida atención.
Otro aspecto a considerar es que este despilfarro no está orientado hacia el disfrute real, sino que las compras suelen ser insignificantes. No siempre van a formar parte de experiencias significativas que justifiquen un desembolso de tal magnitud.
Si son tan perjudiciales, ¿por qué se producen?
El cerebro humano, una vez está inmerso en la rutina, no puede discernir con facilidad lo que le hace bien de lo que le hace mal. Esto se debe a que el órgano busca por sí mismo disminuir el esfuerzo que hace, por lo que la mente evita gastar energía cuando se siente cómoda. ¿Cuándo se produce este confort?
- Falta de control financiero: no llevar un control de gastos estricto, no permite ver cuándo y en qué se gasta el dinero.
- Falta de planificación y estructuración: los gastos hormigas tienden a darse en necesidades recurrentes que no se solucionan en casa.
- Antojos e impulsos: hoy en día lo más normal es tener una baja tolerancia a cualquier sensación incómoda.
- Alta exposición a la publicidad: la exposición constante a los estímulos hace que se generen necesidades constantemente, a lo cual se suma la baja tolerancia antes mencionada.
¿Cómo evitar caer en los gastos hormiga?
Una vez expuestos las razones más comunes por las que se hacen estos gastos hormigas, es cuestión de atenderlas:
- Control financiero: escribir cada desembolso fuera de los gastos fijos ayuda a ver hacia dónde va el dinero y contabilizar su impacto.
- Planificación y estructuración: si se detecta que surge una necesidad frecuente en el día a día, lo mejor es solucionarla de una manera que no haya gastos involucrados. Hacer el café en casa es un ejemplo.
- Controlar antojos e impulsos: lo ideal es pensar un par de horas antes de comprar algo pequeño que no tendría un impacto real. Por ejemplo, ¿qué pasa si no compras esa galleta esta mañana?
- Analizar la publicidad que se consume: consumir responsablemente la publicidad implica que, al estar frente a la opción de compra, se deben hacerse algunas preguntas: ¿de verdad lo quiero o fue porque vi la publicidad?, ¿es algo que me compraría?, ¿cuántas veces lo voy a comprar?, ¿puedo permitirme este gasto?, etc.
Sé consciente
Puede ser que parte de tus problemas económicos estén estrechamente relacionados con tus gastos hormiga. Prestar atención a tus hábitos, incluido los financieros, puede cambiar considerablemente tu vida para bien. Un esfuerzo que cuando se vuelva sistemático se convertirá en pequeño tiene un impacto gigante.