En la época actual que vivimos, y sumidos aún en la inevitable crisis económica originada por la pandemia o por otras situaciones de índole internacional, hay dos cuestiones que nos preocupan como sociedad: la protección de las personas económicamente vulnerables y el cuidado del medio ambiente.
En este contexto, el autoconsumo y el bono social, dos cuestiones diferentes pero vinculadas de manera directa y codependientes en todos los sentidos, cobran una importancia fundamental. Respectivamente, estas dos iniciativas se centran en el consumo de electricidad ecológicamente sostenible y en subvenciones específicas en materia de consumo para individuos y familias con problemas económicos.
Sin embargo, conseguir que ambos objetivos caminen en paralelo y de manera armónica es complejo, y se trata, sin duda, del objetivo prioritario de cara al futuro.
¿Qué es el autoconsumo eléctrico?
Una vez explicada su importancia básica, conviene ahondar un poco más en esta opción de consumo energético. En pocas palabras, se basa en la generación de energía para hogares y negocios a través de paneles solares. También, a través de otras herramientas tecnológicas, pero, sin duda, es la energía solar, renovable y limpia, la que nos interesa de cara a conseguir la sostenibilidad.
También puede estar conectado a una red específica o no, mientras que el segundo funciona conectado a una red, que bien puede ser el sistema eléctrico de un edificio. Esta doble clasificación y sus matices inciden tanto en el proceso de adquisición de energía posterior, como en su financiación, por ejemplo a través del bono social eléctrico.
La incidencia positiva del autoconsumo en personas vulnerables
En este punto, llegamos al fin a la respuesta a la gran pregunta: ¿es el autoconsumo energético compatible con el bono ofrecido por el Gobierno en esta materia? Sí, lo es, puesto que autoconsumir es también una manera de obtener un ahorro considerable a largo plazo.
Es cierto que el gasto principal, que es también el inicial, en este caso la instalación de los paneles o redes resultantes, conlleva un coste inicialmente elevado. Sin embargo, se amortiza gracias a la reducida aportación económica que se hará en el futuro.
En cualquier caso, una vez analizados a fondo sus pros y contras, sea el coste de instalación, el impuesto al sol u otras cuestiones, debemos tener en cuenta una cuestión fundamental: el bono social eléctrico, otorgado a familias numerosas, trabajadores de bajos ingresos, etc., puede ser justo la ayuda financiera que necesitamos.
Tomar una decisión respecto al autoconsumo
Naturalmente, si nos encontramos en una de esas situaciones económicamente inestable, seamos persona, familia o un pequeño negocio, debemos solicitar el bono. Lo Lo obtendremos fácilmente aportando el DNI, el libro de familia, el certificado de empadronamiento, y otros documentos esenciales según nuestro caso individual, como el certificado de discapacidad de más del 22%, la certificación de servicios sociales, etc.
A continuación, es importante sopesar a fondo los beneficios y los inconvenientes de recurrir al autoconsumo, teniendo siempre como punto de mira el horizonte futuro, y la cuestión del ahorro fundamental que obtendremos gracias a esta solución. También, la problemática medioambiental ya señalada.
Aun así, puesto que no es sencillo decidir al respecto, conviene contar con la ayuda de un profesional, cuya tarea será evaluar nuestra situación, bono social incluido, y ofrecernos una o varias soluciones. En definitiva, el autoconsumo energético no tiene por qué ser incompatible con nuestra situación financiera.