Las rebajas del verano son uno de los momentos preferidos para realizar las compras de artículos costosos como electrodomésticos, móviles, portátiles y zapatillas deportivas. ¿Pero cómo son los precios después de calcular la inflación? ¿Cómo serán las ofertas del Black Friday?
La crisis económica actual está afectado profundamente a los comercios del país. Siendo uno de los puntos fuertes del sector las rebajas de verano, parece ser que esta vez no podrá ser tan efectivo como en años anteriores. Esta vez, los autónomos y pequeños comercios no podrán ofrecer grandes descuentos a causa de la inflación.
Recordemos que durante el último par de años, los comercios más pequeños se vieron forzados a hacer descuentos permanentes para mantener un flujo de caja, sin mencionar el hecho de que recientemente ha subido el salario mínimo. En general, se podría ver como una oferta permanente que se ha ido comiendo la inflación.
Como consecuencia, las rebajas de siempre no son más notorias que en años anteriores si vemos la diferencia de los precios. Además, el mercado en general ha subido los precios de venta, por lo que esta oferta permanente no necesariamente implica que demasiado más bajos los precios.
Por otro lado, la inflación se ha trasladado a los altísimos sobrecostes de los comercios, especialmente las pymes y los autónomos, quienes han tenido que reducir su margen de ganancia de manera significativa para no repercutir tanto en el precio final de los productos. Ahora, estos grupos más afectados no podrán ofrecer rebajas importantes.
Las ofertas permanentes afectan a la campaña de rebajas
Las tradicionales rebajas de verano comenzaron el 1 de julio, aunque varias firmas comerciales dieron el primer paso a la campaña un poco antes. Viendo el panorama, los comercios medianos y pequeños se vieron obligados a adelantar sus ofertas para competir y no perder las ventas de los primeros días.
A pesar de ser una solución aparentemente viable al momento, este movimiento supone acortar los tiempos naturales de ventas en temporada donde los precios originales son la norma. En otras palabras, significa tener que tomar algunos días adicionales de ventas con precios reducidos.
Desde hace diez años, los períodos de rebajas han perdido poder de convocatoria. El consumidor no sabe con exactitud cuál es la mejor época para comprar artículos a un precio rebajado, lo que no solo entorpece la experiencia, sino que también genera una confusión el mercado.
Las rebajas se mantienen por tradición y para tratar de mantener el interés del potencial cliente, pero desestacionalización de los descuentos genera que se encadenen uno tras otro a lo largo de los meses. Por tanto, los precios tienden a bajar en todo el comercio, pero en temporadas diferentes.
Las ofertas artificiales
Estar en una oferta prácticamente constante en todo el año, muchos descuentos son considerados como artificiales. Algunos comercios suben los precios más alto de lo normal poco antes de hacer los descuentos, de manera que los consumidores noten una diferencia significativa.
Los descuentos muy marcados son los únicos que se llevan el interés porque existe una competencia en torno a ello. Anteriormente, un descuento del 10% resultaba atractivo, y ahora uno de 20 o 30% parece poco y solo interesan otros mucho más marcados. Esto se volverá un problema mayor si pensamos que este año los márgenes de ganancia no pueden disminuir tanto para los comercios más pequeños.
Queda esperar cuáles serán las estrategias de descuentos de los grupos más afectados en las temporadas en las que las rebajas son la norma. Días como el Black Friday se vuelven más difícil de afrontar si vemos que los descuentos no pueden ser más bajos, sin mencionar que los márgenes de recuperación no pueden disminuir tanto.