La inflación es de conocimiento general, al igual que su peligro para la economía nacional y para las finanzas personales. En general, disminuye la capacidad adquisitiva de las personas y dificulta la competitividad de las empresas. Eso está claro.
Sin embargo, la deflación es menos conocida. En principio, podría parecer que es una solución a la inflación. Pero esto es más complejo.
¿Qué es la deflación?
La deflación es la disminución del dinero circulante. Como su nombre lo indica, su consecuencia es la disminución generalizada de los precios de productos y servicios. Esto se debe a que puede haber una disminución de la oferta monetaria, el aumento de los intereses (como acaba de ocurrir en Europa y en Estados Unidos), la revalorización de la moneda, etc.
Lo primero que se puede ver es que aumenta el poder adquisitivo de la población y que las empresas, al bajar las ganancias, tienen una mayor dificultad para pagar las nóminas. Desde aquí ya se observan una ventaja y una desventaja, pero la situación es más compleja.
Causas de la deflación
En términos generales, lo que causa la deflación son dos factores: poca demanda y demasiada oferta. Lo que ocurre es que el mercado no absorbe toda la oferta de bienes y servicios que se producen. En pocas palabras, no circula el dinero porque las personas no compran lo suficiente.
Consecuencias de la deflación
La deflación podría verse como una solución lógica a la inflación, tomar medidas económicas para causar deflación. Esto es impreciso. Es importante aclarar que la deflación descontrolada no es algo deseable en ninguna economía, ya que se puede caer en una espiral incluso más peligrosa que la inflación.
Por supuesto, cuando hay una crisis inflacionaria, encontrar el equilibrio con la deflación es clave. Para ello, una medida es desincentivar el consumo en general, como puede ser un alza en los intereses o una subida en los impuestos de ciertos productos, por ejemplo.
Sus consecuencias son estas:
- El consumidor, al ver que los precios continúan bajando, decide esperar para hacer una compra más económica. Esto es lo contrario a las compras por temor causadas por la inflación y viceversa, lo que está sucediendo actualmente en España.
- Aumenta el valor del ahorro: el dinero acumulado ahora acaba de aumentar su valor y lo seguirá haciendo porque los precios bajaron.
- Bajan los sueldos: cuando las empresas bajan los precios, bajan sus ganancias y tienen que bajar el pago a los empleados.
- Las deudas previas son más difíciles de pagar porque disminuye la cantidad de dinero que se percibe. La deuda no disminuye junto con los precios, por lo que el valor neto será mucho más difícil de cubrir.
- Despidos masivos cuando las empresas ya no pueden pagar a los empleados.
En general, si la deflación se controla antes de que comiencen sus consecuencias negativas, afectará de forma positiva a la economía. Se puede hacer un ajuste económico necesario cuando hay estos excesos de demanda.
La necesidad económica del equilibrio entre la deflación y la inflación
La inflación ideal es de un 2%, la cual ayuda a incentivar la economía. Pero cuando sube, forzar la deflación puede volverse necesario. La compra compulsiva actual, causada por la recuperación económica poscovid, debe frenarse, ya que está generando escasez de productos. Disminuir la demanda ayudaría a equilibrarse con la oferta presente.
¿Cuándo se puede decir que la deflación ayudó a solventar la inflación? Lo adecuado es supervisar constantemente los precios de los bienes y los servicios. Habría que cambiar las medidas tomadas para llevarlas de vuelta a la normalidad cuando los precios generalizados hayan disminuido hasta llegar al 2% mencionado.